EL FOLKLORE COMO TÉCNICA EDUCATIVA*
Dra. Mildred Merino de Zela
Escuela Nacional de Arte Folklórico, INC PERÚ
*Esta exposición es un
resumen de nuestra cátedra en los cursos vacacionales de Perfeccionamiento
Magisterial, especialidad de “Folklore y Educación” que desde 1968 venimos
impartiendo en el Instituto Riva Agüero
de la Pontificia Universidad Católica del Perú, Lima, a cuyo alumnado
agradecemos su aporte a la discusión del
mismo
Aunque quizá la progresiva Reforma Educativa en mi Patria irá tomando
obsoletos algunos procedimientos aquí expuestos, considero que el ejemplo de la
selección, los fundamentos del empleo del folklore en la Educación y la
aplicación de las diversas unidades folklóricas a las varias materias
educativas son válidos no solo para la Escuela en general sino susceptible de
una reorientación aplicable a la nueva Escuela Peruana.[i]
1.- QUE ES FOLKLORE
Inicialmente definiremos el folklore como aquella parte artístico – tradicional
de la cultura que expresa los sentimientos, ideas y comportamiento del Hombre;
es decir, su cultura espiritual, por medio de la literatura oral, música y danzas.
El folklore es patrimonio, fundamentalmente, de las clases campesinas
(Folk) y más populares de las clases urbanas; es, pues, básicamente de ellas
que nos referiremos, aunque estos principios pueden generalizarse a todos los
grupos de cultura tradicional.
En el presente trabajo nos detendremos especialmente en algunos de los
diversos géneros de la literatura oral narrativa que, como recordaremos, consta
de cuentos, mitos, leyendas, fábulas, casos y anécdotas, y versificada:
refranes, dichos, adivinanzas, trabalenguas, poesía, brindis, apodos
“insultos”, fórmulas verbales: de pleito, amiste, saludo, despedida, de juegos,
etc. Y oraciones; y de música solamente nos referimos a las canciones, o sea a
su texto literario[ii].
A fin de hacer más comprensible y breve nuestra disertación, le daremos una
forma esquemática susceptible de ampliarse en otra oportunidad.
2.- EL FOLKLORE EN LA EDUCACIÓN
El paso inicial del Maestro es capacitarse teóricamente en los fundamentos
de la ciencia del Folklore; luego recopilar, clasificar, analizar y aplicar a
la Educación el material recogido. En
este camino largo pero hermoso, le ofrecemos nuestra ayuda.
El folklore puede emplearse en la Escuela, especialmente en la Educación
Primaria o primeros grados de la Educación Básica[iii],
(3) con triple finalidad: a) Formativa, b) Informativa, c) de relación con la
comunidad; o dicho de otra manera, en función de: 1) Maestro, 2) Alumno y 3)
Comunidad.
1.- El folklore en función del maestro: El
Profesor debe conocer la vida espiritual de la comunidad en que se enclava la
escuela, tanto como su realidad física y material; así adecuará su enseñanza
hacia esas realidades y normará su actitud magisterial y humana hacia el
pueblo. El folklore, al permitirle conocer la intimidad de éste, le facilitará
su comprensión de los padres de familia y, por supuesto, de su alumnado;
compartirá su vida.
Al conocer y comprender
sus narraciones, música y danzas, deberá analizar su contenido y significado y
llegará a captar sus Valores, relievarlos y emplearlos en su labor educativa.
El maestro debe conocer
la cultura tradicional del pueblo, como base fundamental para adentrarle la cultura
universal de que es portador oficial.
Ya el maestro acepta
como principio educativo la enseñanza
A partir de la lengua
materna (educación bilingüe): desde anteriormente preconizaba el fundamento en
el ambiente físico local y regional ¿Cuándo llegará a completar la necesaria
trilogía con la aceptación de la cultura tradicional como base sobre la cual
deban afirmarse los subsiguientes conocimientos y acciones educativas?
2) El folklore en función del alumno:
Generalmente el niño encuentra en la escuela un mundo completamente diferente
de su medio ambiente y esto le produce un desajuste en su hogar y con la
comunidad. Se siente un ser un ser disminuido, ignorante, proveniente de un
medio ignorante –así se le manifiesta-, que diariamente ingresa a otro mundo,
la Escuela, donde todo es superior, bueno y sabio, se le dice.
Pero mediante el
folklore que el alumno conoce, se le puede hacer sentir que él también tiene
una sabiduría que podrá llevarla a la Escuela. La base cultural del alumno en
su conocimiento del medio ambiente espiritual, físico y material de su pueblo;
podemos hacerle comprender que su conocimientos serán aprovechados en cuantos
valiosos y que de él depende mostrar el valor que tienen, si reflexiona sobre
ellos para su adecuada exposición y aprovechamiento.
A su vez el maestro
tomará los materiales folklóricos de que es portador el niño, para la formación
e información del escolar.
3) El
Folklore en función de la Comunidad: Muchas veces, por
diferentes motivos, la Escuela significa una institución antagónica a la
comunidad. El Folklore es uno de los mejores medios para unirlas. El poblador
se sentirá vinculado a la escuela si escucha en sus patios o aulas las
canciones de su pueblo; si ve en sus aulas y colecciones los bienes y productos
de su comunidad; o recibe una apreciación o consejo acerca de ellos; si
constata que en las fiestas escolares también son apreciados los instrumentos
musicales, el arte local, si él es el llamado para enseñar una danza o una
técnica artesanal o simplemente para que muestre a la comunidad escolar el
producto de su labor –y seguimos hablando del folklore y el arte popular- sea
una técnica o un vestido típico, un objeto artesanal. El padre de familia
comprobará que mediante su colaboración la escuela podrá participar en las
costumbres y fiestas tradicionales de la comunidad (limpiacequia, cosecha,
trilla, marcación del ganado, chaco, techa-casa, fiesta patronal, etc.; a ellas
llegará la escuela pero con una nueva actitud para extraer sus enseñanzas
desbrozando lo negativo que hallare luego de imparcial reflexión crítica,
examen y discusión realizada en conjunto por maestros y alumnos.
Hemos dicho que el folklore puede emplearse con triple orientación, función y finalidad. Veámoslo de otro punto:
a) Formativa: se refiere
a la educación del alumno. [iv](4)
La Escuela no solamente va formar el intelecto del niño, sino su carácter, su
personalidad; requiere, por tanto, una base espiritual de la cual parta para
desarrollar sus potencialidades, iniciativas e intereses. Esa base es, indiscutiblemente,
los valores grupales, los principios de su comunidad.
Luis E. Valcárcel, el patriarca de la antropología peruana, señalaba ya que
los diferentes “órdenes de actividad cultural” tienen valores que le son
propios. es a ellos que el maestro se referirá: los conceptos y aspiraciones
que tiene la comunidad referente al bienestar, justicia, orden, honor y
prestigio, divinidad, verdad, perfección, belleza, solidaridad, cosmovisión. No
serán principios explícitos que se le mostrarán; será tarea del maestro
descubrirlos; y una vía segura será el extraerlos del folklore de la zona. No
olvidemos que estamos hablando de la cultura tradicional, la cultura muchas
veces encubierta. Pero hay valores como la libertad, el bien social, la
igualdad, la fraternidad, en que debemos igualmente formar al niño.
No solo los valores formales se encuentran subyacentes en el folklore;
también detalladas normas morales y de comportamiento que tienen que ver con la
coexistencia grupal surgirán del análisis de los textos y de la realización del
hecho folklórico.
Del examen de los
materiales brotarán los ideales de acción, los ejemplos del heroísmo –no los
gangster, de la violencia o del triunfo fácil- y de la solidaridad, bondad, de
la justicia en defensa de los pobres y desamparados; los antiguos valores
religiosos: del deber, del servicio, piedad, amor, sacrificio; el criterio
estético del grupo, lo que no impide que hagamos conocer y apreciar al educando
también los valores del arte clásico y moderno.
Como la aplicación del folklore demanda el conocimiento previo de las
unidades folklóricas y sus análisis subsiguientes, requiere el concurso activo
del niño como informante y recopilador, hará de él el sujeto activo, no pasivo,
que la educación requiere; “participará” en el proceso educativo, en la amplia
aceptación de la palabra.
b) Informativa: se refiere a la
instrucción del alumno. El folklore es un valioso auxiliar para la enseñanza y
el aprendizaje, facilita tanto la labor del maestro como el esfuerzo del
educando. Aquí se cumple admirablemente “el enseñar deleitando” a que también
se refiere la distinguida etno-musicóloga
venezolana-argentina Isabel Artez.
El folklore coadyuva al aprendizaje.
Además de servir de “Centro de interés” –como lo señalaran previamente Ismael Moya[v],
Isabel Artez[vi] y
Clara Passafari[vii]- y en
el Método de “Proyectos”[viii],
podemos usarlo cual diferentes técnicas educativas para ejemplificar, motivar,
amenizar, observar, analizar afianzar conocimientos, caracterizar y como ayuda
mnemotécnica a puntos específicos de las diversas asignaturas del programa de
la Educación Básica y Primaria.
Citaremos posteriormente algunos ejemplos que faciliten la comprensión de
cada una de ellas.
c) De
relación con la Comunidad: los
elementos folklóricos a utilizarse pueden pertenecer al folklore local,
regional, nacional y mundial; mediante ello, además de la misión integradora
del niño en la comunidad local y nacional, lo orientaremos hacia los
sentimientos de la fraternidad humana, por encima de los límites políticos de
los pueblos. Entenderemos que esa delimitación por países se hace como medio de
organización, no de separación de los hombres. Y “la responsabilidad de
impartir una enseñanza de carácter nacional[ix]
no está reñida con ese procedimiento.
Sabemos que el folklore proporciona la oportunidad de “fortalecer los
vínculos sociales con alegría y regocijo”[x];
así fortalecerá los círculos comunitarios en que se desarrolla el niño, a
partir de su pequeño hogar-escuela, pueblo, región, nación y universo.
Verdad que se habla en los tiempos actuales de la “alienación” del
folklore, aduciendo que la mayor parte de las manifestaciones
artístico-folklóricas son motivadas por la postración social; este tema será
motivo de discusión con los alumnos de los grados superiores, pero entendamos
que, en realidad, todos los productos culturales son consecuencia de las
condiciones socio-económicas y culturales predominantes e, inclusive,
determinadas por el medio físico o hábitat, desde los comienzos de los géneros
humanos.
A medida que los niños sean mayores, conjuntamente con el maestro irán
analizando los materiales folklóricos para descubrir cómo es nuestro pueblo; lo
que se sabe, cree y piensa; lo que se siente y anhela, teme y espera; sus
tensiones y problemas, sus proyectos y esperanzas; obtendrá otro conocimiento
de aquello que aprendió espontáneamente durante su infancia. Lo que alegra las
horas de descanso del pueblo, lo que educó inconscientemente al niño será seleccionado de acuerdo a los
intereses educativos y no llevará a la comprensión y respeto de la Comunidad;
será un nexo, un vínculo entre la escuela y comunidad.
En el folklore debemos ver, asimismo, cómo la fortaleza cultural del pueblo
ha resistido, opuesto y denunciando esas opresiones de la “dominación” y el
“colonialismo”, la explotación a que se le tenían sometido espiritual y materialmente; basta “saber
ver” los temas folklóricos sean textos orales o coreográficos. La canciones de
la trilla de Angasmayo publicadas por José María Arguedas[xi]
en 1953, pueden ser consideradas en este tiempo la mas autentica canción de
protesta”. El clamor por el reconocimiento de “los derechos humanos” está
latente en los textos folklóricos; un análisis de “El sueño de pongo”[xii]
sirve admirablemente a esos fines.
Educar es ir mejorando al ser a través del hombre a la sociedad, pero no el
cambiarlo totalmente, eso sería robar, raptar, suplantar al hombre; educar es
transformar en colaboración, desarrollando sus potencialidades, no hacerlo a la
manera de los conquistadores destruyéndolo todo para imponer lo suyo;
comunicaremos a la ciencia moderna partiendo del saber tradicional del pueblo.
Nunca será demasiado insistir con el profesor que evite ridiculizar y
mofarse del espíritu nativo, de sus creencias y costumbres, de los valores y
normas culturales del grupo –un examen detenido de las nuestras “urbanas”,
“civilizadas”, encontraría también motivo suficiente para ello, como lo son
algunas de los pueblos más desarrollados”-, No se trata del educando dude y se
avergüence de la cultura tradicional, sino de basarse de ella para lograr una “comunicación” íntima, profunda con el
educando y su comunidad familiar y local, que permita avanzar hacia los más
codiciados logros educativos.
III EL FOLKLORE COMO TÉCNICA EDUCATIVA
Hemos dicho que es
posible aplicar el material folklórico como diversas técnicas educativas; veámoslo:
1.- Ejemplificar: si vamos
ocuparnos de los sentidos podemos comenzar con el conocido refrán “Ver, oír y callar, quién del mundo quiere
gozar”(13), el cual menciona ya tres de los sentidos.
Quisiéramos aclarar que, a pesar que estamos constantemente al niño, se nos
debe entender más bien que nos referimos al escolar en general, aunque es
necesario escoger los textos apropiados para los jóvenes y adultos, pues
consideramos que el folklore es también aplicable a la educación de adultos.
Pongamos un
ejemplo, para tratar igualmente de los sentidos:
“Cinco
sentidos tenemos
y los cinco
precisamos,
cuando nos
enamoramos” (14).
2.- Motivar: “¿De qué color fue el caballo blanco de San
Martín?” adivina burla refiriéndose al cruce de los andes del “Protector del
Perú”.
3.- Amenizar: Al hablar
de la aviación o de los adelantos espaciales, comparan con el desconocimiento
de siglos ha, que se desprende del antiguo versesito o copla.
“Para subir
al cielo se necesita una escalera grande y otra chiquita”.
4.- Análisis: La cordillera de los Andes es una masa
abrupta de altas cumbres y sus estribaciones. Una versión de la leyenda de la
“Achique” cuenta cómo al caer la bruja de las alturas a que se había elevado, se
estrella en el suelo y sus huesos dan lugar a la cordillera. Analizar el por
qué de la comparación implícita (irregularidad de los huesos, largo, altura y
forma de los picos y montañas a semejanza de los huesos).
5.- Afianzamiento: Para curar el resfriado
decimos al alumno la necesidad de abrigarse, mantener una temperatura
conveniente o guardar cama. Recordarles la “receta” implícita en el antiguo
canto infantil, que asimismo indica que el dolor es un grado mayor del resfrio,
un síntoma de la gripe:
“Tengo una
muñeca vestida de azul
con zapatos
blancos, vestida de tul;
la saqué a
la calle, se me constipó
la metí a la
cama con mucho dolor…”
6.- Caracterización: Las
adivinanzas son magníficas ayudas; por ejemplo:
“Tablita
sobre tablita
hay un
negrito en camisita”.
Nos permitirá diferenciar las varias partes de los frutos, en este caso el
pacay, con su “tablita” -vaina: epicarpio; “negrito”-pepa; semilla y
“camisita”-comida: mesocarpio
7.- Ayuda mnemotécnica: Un ejemplo
de las matemáticas tradicionales para los escolares del primer grado, en el
aprendizaje de la suma es la conocida ronda infantil:
“Dos y dos son cuatro 2+2=4
cuatro y dos son seis 4+2=6
seis y dos son ocho 6+2=8
y ocho dieciséis (8)+8=16
Como vemos solamente
tendremos que “racionalizarla” con ellos y continúa:
“Brinca la
tablita
yo ya lo
brinqué,
bríncala tu
ahora
que ya me
cansé”.
Decirles que usualmente
se llama “Tablas” a estos resúmenes que facilitan la memorización y consulta de
las cuatro operaciones.
Para “Lenguaje”, nos
ayudará a diferenciar ambos sentidos de la misma palabra “tablita” de los ejs,
6 y 7.
IV. APLICACIÓN FOLKLÓRICA EN LAS ASIGNATURAS ESCOLARES.
Vamos a tratar de
demostrar que si analizamos el material que hemos recopilado, es factible
hallar y seleccionar variados ejemplos para diferentes puntos de las
asignaturas del programa escolar.
1) Botánica: Diversas leyendas explican por qué tienen las
plantas determinadas características; cómo y por qué se les dio ese nombre; las
muchas creencias que existen sobre ellas (lo que nos dará la oportunidad de
confrontarlas con los conocimientos científicos y según ellos ratificarlas o
rechazarlas). Los nombres de flores y árboles son citados con frecuencia en las
canciones; recordemos la danza-canción “Phallchay”, flor de color cardenalicio,
del Cuzco, que se ha divulgado ampliamente en Lima mediante los “Conjuntos
Folklóricos” que nos visitan y aquellos “residentes” en la Capital. –Formó
asimismo parete del programa de danzas enseñadas en la antigua Escuela Nacional
de Música y Danzas Folklóricas, hoy Escuela Nacional de Arte Folklórico,
dependiente del Instituto Nacional de Cultura que dirige la prestigiosa
lingüista peruana Dra. Martha Hildebrant.
“No hay que pedirle
peras al olmo” o “Bueno es culantro pero no tanto” y refranes similares nos
permiten hablar de los productos generalizados en el país y de su empleo.
Las adivinanzas:
“Torón que anda
jil que camina,
burro será
quien no lo adivina”,
Nos introduce o a la yerba medicinal o a hablar sobre los
asnos y su alimentación.
“Capita sobre capita,
capita de rico paño,
que no lo adivinarás
ni en un día
ni en un año”
Nos describe
la raíz comestible, cebolla.
en Lima seguramente que la flor de Amancay permitirá
extenderse sobre las diversas parte constitutivas de una flor, pues los alumnos
sentirán curiosidad acerca de la que oyen nombrar a través de la conocida
“Pampa de Amancaes” o de la tradicional celebración –ya suprimida
lamentablemente—conocida como la Fiesta de Amancaes, que se perennizó en la
literatura costumbrista y en la acuarela de Pancho Fierro, nuestro, nuestro
colonial pintor mulato.
Existen numerosas danzas peruanas que miman las diversas
fases del trabajo agrícola, como “La Jija” para la cosecha del maíz; bailes
como el “Chancachuño”.
Es regla conocida que la enseñanza debe partir de la
flora local; tenemos en el Perú, en el Departamento de Huancavelica, un
magnífico juego, de los trece recogidos por el joven Félix Bautista Urruchi, en
tesis presentada en la ya citada Escuela Nacional de Arte Folklórico, que honro
en dirigir (15). Se llama “Waylin-waylin Kiriki” (waylin: balanceo) y
representa mediante los niños, a las plantas y leñadores que extraen a las
plantas desde la raíz mientras el canto del gallo marcará cada hora. Mediante
el diálogo que se entabla entre el niño-árbol y el leñador que pretende
arrancarlo, se expresan las características que aquellos tienen, es decir, se
despliega el conocimiento que tiene el campesino de su flora.
Hablar de la “aplicación” del folklore significa también
que sobre un texto puede hacerse las variaciones que la iniciativa e
imaginación de colores y profesores permita. Así este juego nos da la
oportunidad de hacerlo extensivo a animales, vegetales, flores, minerales, etc.
o sea a todo aquello que podamos caracterizar enumerándolas, definiéndolas.
Nuevamente el precepto de “Enseñar deleitando”.
El uso de los materiales folklóricos puede continuar de
este modo en las diversas asignaturas escolares, formación artística infantil y
recreación escolar, pero por limitaciones de espacio lo dejaremos para otra
ocasión.
La necesaria brevedad de este escrito nos impide
referirnos a otros valiosos trabajos cuya bibliografía no es bueno omitir, por
lo cual los cito a continuación:
ALMEYDA, Renato. Manual de colecta folklórica. Rio de Janeiro.
Campanha de defesa do folklore brasileiro, 1965, 217 p. (Ver: Introducao
“11. Uma palabra aos professóres primarios”).
ARGUEDAS, José María. “El Congreso Internacional de Folklore de San Pablo”.
Folklore Americano, Lima 1974. Nº 2, pp. 5-9. (Ver: “El folklore y la educación
básica; con referencias a su aplicación en el Perú”)
“El cuento folklórico
como fuente para el estudio de la cultura”
En El folklore como ciencia. Lima, Ministerio de Educación Pública, Escuela
Nacional de Música y Danzas Folklóricas, 1965, pp. 14-18 mim.
CARVALHO
NETO, Paulo de,
Folklore y Educación. Quito, Casa de la Cultura Ecuatoriana, 1961, 315 p.
CORTAZAR, Augusto Raúl, Folklore
y Literatura. Buenos Aires, EUDEBA, 1964, 125 p. (Especialmente recomendable
para los profesores de la especialidad).
MERINO DE ZELA, E. Mildred.
“Fundamentos del profesorado de canciones y bailes peruanos”. En El Folklore
como ciencia. Lima, Ministerio de Educación Pública, Escuela Nacional de Música
y Danzas Folklóricas, 1965, mim. pp. 31-32, Publicado también con ligera
revisión, como “The National Achool of Peruvian Music and Folkdancing”” en:
ETHNOMUSICOLOGY, Middletown, Conn. USA, Jan. 1967, vol. XI, Nº 1 pp; 113-115.
TORNER, Eduardo M. El folklore
en la escuela. Buenos Aires, Losada, 1965, 176 p.
VALCARCEL, Luis E. “Palabras del
Ministro de Educación Dr. ….” En: “10 charlas sobre Folklore”, Lima, Ministerio
de Educación Pública, 1946, pp. 49-50 mim. (Trata de la importancia especial
del conocimiento por los maestros, del folklore nacional).
En nuestra “Bibliografía del Folklore peruano” (Arguedas, J.M., Merino de
Zela, E.M., Ángeles Caballero, César.; México, Comité Interamericano del
Folklore, 1960, 186 p) el Cap. 13 “Folklore y Educación” contiene asimismo, una
detallada relación de trabajos peruanos sobre el tema.
(1). Esta exposición es un
resumen de nuestra cátedra en los cursos vacacionales de Perfeccionamiento
Magisterial, especialidad de “Folklore y Educación” que desde 1968 venimos
impartiendo en el Instituto Riva Agüero de la Pontificia Universidad Católica
del Perú, Lima, a cuyo alumnado agradecemos su aporte a la discusión del mismo.
(2). Un ejemplo de la
aplicación de las danzas puede derivarse de nuestro “Significado histórico del
Folklore coreográfico peruano”. Lima, PUC Instituto Riva Agüero.
(3). Ya nos hemos referido al
folklore como procedimiento educativo de la primera edad del niño, en el Cap.
VI “Función del Folklore en la educación infantil” de nuestro “El Tipo “Cuentos
de Fórmulas. Folklore del Perú”. Lima, PUC. Instituto Riva-Agüero, 1972, pp.
79-85.
(4). Nos referimos a los
objetivos educativos e instructivos separadamente, por necesidad de la
exposición del tema, no porque consideramos que se hallan aislados uno del
otro.
(5). Didáctica del folkore,
Argentina, Ed. Schapire, la edic. 1946.
(6). Manuel de folklore
venezolano, Caracas, 3 Bibliotecas Popular EL DORADO, la edic. 1956.
(7). Folklore y Educación,
Buenos Aires, Estrada, la edic. 1969.
(8). Documento 3 del V
Simposio Nacional de Tradición y Folklore Argentinos. Cosquín 1967. (Trancrito
por C. Passafari, op cit. p. 44-45).
(9). Aretz op, cit, p, 216.
(10). Informe Jorge y Margarita Osterling, 1971.
(11). Folklore del Valle del Mantaro. Cuentos mágico-realistas y canciones de
Fiestas tradicionales, Folklore Americano, Lima 1953, Nº 1pp. 101-293.
(12). José maría Arguedas, Lima, Ed. Salqantay, 1965, 19 p.
(13). La “prudencia” en él implícita nos muestra que no van separadas la
información y la formación, la instrucción y la educación.
(14). Canción de Ayacucho: texto proporcionado por el distibguido charanguista
Prof. Jaime Guardia.
(15). “Los juegos folklóricos huancavelicanos de Acobamba y la Educación, Lima
1973, 97 p, ilus. Tesis para obtar el título de profesores de Folklore,
especialidad Canciones y Danzas. He solicitado al INC su publicación.
Las enseñanza de la Dra. Mildred hasta la fecha siguen vigente, gracias maestra
ResponderEliminarBrillante artículo. Gracias por esos aportes a la relación compleja entre educación y folklore.
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