Este era el mes en que se efectuaban las festividades en homenaje a Mama Killa (o Luna), para la que se realizaba la gran festividad llamada Situwa Killa Raymi, pero como Mama Killa era la coya de Apu Inti, esta fiesta también se denominaba Coya Raymi. En tales festejos participaban todas las mujeres, sean estas coyas (casadas), Capac Warmi o Mamachas (poderosas señoras), ñustas, pallas, warmakuna, wayru, willaq de la Luna y otras, así como los hombres que fueran invitados.
Las ceremonias del caso se realizaban cuando salía la Luna esplendente. Pero también Coya Raymi era el mes de la limpieza y de la expulsión de las enfermedades, para cuyo objeto se hacían ritos, pidiendo a Wiraqocha que evitara las enfermedades (porque como en Coya Raymi empezaba a llover, había propensión a que las gentes contrajeran males), para lo que se realizaban ritos que empezaban cuando salía la Luna nueva, momento en el que se encendían hachones de fuego, al tiempo que toda la población profería voces en que se decía a coro, “Fuera el mal”, “Vaya el mal fuera”, “Oh Wiraqocha, déjanos llegar sanos a otros años más”, mientras sacudían enérgicamente sus ropas, mantas y tejidos para que se desempolvaran. Entretanto, todos tomaban palos, y organizados, cara a cada una de las partes del territorio, la emprendían a gritos y golpes al aire dando voces contra los males y enfermedades, hasta que llegaban al poblado siguiente, en que otros grupos tomaban la posta de las voces y de los palos hasta, que se llegaba a algún gran río o laguna en donde todos se bañaban y lavaban sus ropas. Los que quedaban en casa se daban a la tarea de limpiarlo minuciosamente todo y de arrojar en lugares predeterminados los trastos y las basuras, que eran quemadas o se reciclaban.
Las ceremonias del caso se realizaban cuando salía la Luna esplendente. Pero también Coya Raymi era el mes de la limpieza y de la expulsión de las enfermedades, para cuyo objeto se hacían ritos, pidiendo a Wiraqocha que evitara las enfermedades (porque como en Coya Raymi empezaba a llover, había propensión a que las gentes contrajeran males), para lo que se realizaban ritos que empezaban cuando salía la Luna nueva, momento en el que se encendían hachones de fuego, al tiempo que toda la población profería voces en que se decía a coro, “Fuera el mal”, “Vaya el mal fuera”, “Oh Wiraqocha, déjanos llegar sanos a otros años más”, mientras sacudían enérgicamente sus ropas, mantas y tejidos para que se desempolvaran. Entretanto, todos tomaban palos, y organizados, cara a cada una de las partes del territorio, la emprendían a gritos y golpes al aire dando voces contra los males y enfermedades, hasta que llegaban al poblado siguiente, en que otros grupos tomaban la posta de las voces y de los palos hasta, que se llegaba a algún gran río o laguna en donde todos se bañaban y lavaban sus ropas. Los que quedaban en casa se daban a la tarea de limpiarlo minuciosamente todo y de arrojar en lugares predeterminados los trastos y las basuras, que eran quemadas o se reciclaban.
Acabadas las labores de limpieza total y profunda, se preparaba una mazamorra de maíz, o sankhu, con la que se untaban las puertas y los accesos de los depósitos y se echaba a las fuentes para que ellas fueran protegidas de los males y de las suciedades. Al final de todos estos ritos de limpieza y sanación, se servían espléndidas comidas y bebidas, y también se cantaba y bailaba.
Era norma que durante este mes nadie debía reñir ni ofenderse de ningún modo porque, de hacerlo, se consideraba que en el año siguiente quien quebrara esta norma viviría en medio de riñas y agravios, por eso es que todos evitaban inferir a otros cualquier forma de ofensa o agravio. De los actos y ritos de limpieza se beneficiaban también las momias y los restos de los muertos, que eran renovada-mente librados de todo asomo de suciedad o descuido. Pero en este mes también debían llevarse a cabo acciones fraternas con todos los pueblos, a los que se enviaban presentes útiles, junto con expresiones de afecto y grandes ofertas de cooperación familiar. Al finalizar todas estas festividades, ellas se remataban efectuando el rito de la Kallpa (o del vigor y la fuerza, y que no es sino la ceremonia que efectuó Mama Guaco cuando les otorgó la primacía en la fundación del Qosqo a los hermanos Ayar), a través del cual se hacían predicciones inflando los bofes de los animales, para luego verificar la forma que los mismos llegaban a tener. Al cabo de todo este ritual, se efectuaba una recolección de todos los restos de los carbones, de los huesos y demás sobras de los alimentos utilizados, los que eran molidos para ser esparcidos en las partes altas y en las punas, con el propósito de fertilizar las tierras altas y los pastizales.
Era norma que durante este mes nadie debía reñir ni ofenderse de ningún modo porque, de hacerlo, se consideraba que en el año siguiente quien quebrara esta norma viviría en medio de riñas y agravios, por eso es que todos evitaban inferir a otros cualquier forma de ofensa o agravio. De los actos y ritos de limpieza se beneficiaban también las momias y los restos de los muertos, que eran renovada-mente librados de todo asomo de suciedad o descuido. Pero en este mes también debían llevarse a cabo acciones fraternas con todos los pueblos, a los que se enviaban presentes útiles, junto con expresiones de afecto y grandes ofertas de cooperación familiar. Al finalizar todas estas festividades, ellas se remataban efectuando el rito de la Kallpa (o del vigor y la fuerza, y que no es sino la ceremonia que efectuó Mama Guaco cuando les otorgó la primacía en la fundación del Qosqo a los hermanos Ayar), a través del cual se hacían predicciones inflando los bofes de los animales, para luego verificar la forma que los mismos llegaban a tener. Al cabo de todo este ritual, se efectuaba una recolección de todos los restos de los carbones, de los huesos y demás sobras de los alimentos utilizados, los que eran molidos para ser esparcidos en las partes altas y en las punas, con el propósito de fertilizar las tierras altas y los pastizales.
mi ecuador querido
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